Pensar es una esas actividades apetecibles que se practican mejor en posición horizontal. Quizás por eso este verano, sin que sirva de precedente, he estado pensando a ratos.
Incluso he llegado a sorprenderme a mí mismo por practicar esta actividad sin prisa, con pausa y con tranquilidad, he llegado a “metapensar”: pensando acerca de lo poco que pensamos de este modo ya.
Puede que aquí, alejado de las palmeras y de vuelta a nuestra jungla de asfalto, suene raro esto de “metapensar”, pero es lo que tiene darle al coco con un combinado de ídem en la mano.