5

¿Cada cuántos años necesito un ascenso?

Si has llegado a este artículo a través de una búsqueda de Google similar al título es posible que estés aquejado de promocionitis, una estresante enfermedad que poseen todos aquellos que ven el ascenso como un objetivo per se y no como la consecuencia lógica que llega tras un tiempo de buen desempeño.

Y es que en el tema de las promociones hay mucha tendencia a antagonizar la velocidad con el tocino, debido a ciertas (in) culturas empresariales que se han encargado de extender la creencia de que o asciendes rápido o de lo contrario te ves abocado a acumular grasa en forma de rutina infinita por culpa de tu sedentarismo laboral.

ascenso

Ya en su día hablé de la personas más comprometidas con su carrera que con su trabajo, empleados ME (motivados extrínsecamente) que encuentran en la promoción el sentido de su existencia laboral, pero de los que quiero hablar hoy son de algunos MI (Motivados Intrínsecamente) que pueden caer en la trampa de pensar, debido a la presión del entorno, que el ascenso es el único modo que existe de reconocer un trabajo bien hecho y que comienzan a sentirse infelices si no lo consiguen en un corto periodo de tiempo. Una mala gestión de la cultura de promociones puede descentrar a un empleado ejemplar.

He convivido con ellos, les encanta el trabajo que hacen, están motivados y tienen un estupendo desempeño reconocido por sus jefes y compañeros. Disfrutan en su día a día y se les ve contentos. Pero de repente sucede algo a su alrededor, que puede ir desde la lectura de un artículo en internet hasta la promoción de un compañero de similar antigüedad, y a través de un goteo de pensamientos negativos se va formando en su cabeza una laguna de inseguridad. Es entonces cuando en lugar de cuestionarse si están preparados para ascender o incluso si realmente lo desean, simplemente sienten que si no lo consiguen en un breve espacio de tiempo su brillante carrera puede verse dramáticamente afectada. Es entonces cuando pasan de estar felices a infelices sin una razón aparente.

Pasados ya los cuarenta, y sabiendo que aún tengo mucho por aprender, estoy en condiciones de decir que estás inseguridades no tienen fundamento, una carrera profesional tiene más vidas que un gato siempre que uno tenga claro hacía donde orientarla.

Yo suelo comparar los ascensos en la empresa con las frutas. Deben recogerse cuando están maduros, si no se recogen a tiempo corren el riesgo de que la fruta se pase y se eche a perder, pero si se arrancan cuando están verdes entonces puede que no te sepa tan bien y además te puede hacer daño.

Lo que pasa es que a diferencia de las frutas es raro que dos personas necesiten el mismo tiempo de maduración, y sin embargo caemos en el constante error de comparar.

Desconfío de las carreras meteóricas cimentadas en promociones cada dos o tres años, porque si hasta a un presidente del gobierno se le dan cuatro años para hacer su labor, en espacios menores de tiempo es difícil no ir dejando a tu paso una ristra de proyectos y objetivos a medio terminar. Malo para la empresa y a la larga, malo para el profesional.

Además el riesgo añadido de poner a alguien en órbita demasiado pronto es que al pasar la mayor parte de su vida con la cabeza en las estrellas corre el riesgo de que sus pies pierdan el contacto con el suelo.

Dicho lo cual, y para no generar el debate equivocado, insisto en que no es una cuestión de edad, sino de tiempo de maduración, pero quizás los ejemplos más sangrantes de promocionitis estresante se dan cuando alguien ha ocupado merecidamente un puesto de responsabilidad antes de los treinta se siente agobiado porque su carrera lleve “parada” un par de años. ¿Qué tipo de (in) cultura empresarial estamos inculcando?

Si consideramos que alguien muy joven tiene talento suficiente como para llegar pronto a un comité de dirección, me parece más razonable hacerle llegar en un par de promociones con largo recorrido que crear un largo historial de ascensos en el mismo espacio de tiempo… evitaremos así futuras disyuntivas entre velocidad y tocino.

Las políticas de promoción continua a los empleados de alto potencial generan en el peor de los casos un ambiente de competitividad insana dentro de la empresa, y en el mejor, si todo se gestiona fenomenal, crean profesionales que al alcanzar la cima en mitad de su carrera sentirán un vacío que no sabrán cómo llenar, lo que les puede convertir en eternos insatisfechos, o peor aún, en directivos infelices. Malo para la persona, malo para la empresa.

Pongamos nuestro foco en dar al árbol de nuestra empresa las mejores condiciones (cultura empresarial) para que se produzca una buena maduración, dejemos que la savia y la sabiduría hagan su trabajo, y dispongámonos a recoger los mejores frutos, todos maduros, y cada uno a su tiempo.

Icons made by Freepik from www.flaticon.com is licensed by CC BY 3.0

Jesús Garzás

5 Comments

  1. Hola amigo Jesús, muy interesantes tus reflexiones sobre la promoción. Te confieso que he visto de todo, buenos profesionales abandonar el barco, porque consideraron injustas las promociones a sus colegas y profesionales mediocres ascendiendo como la espuma, en organizaciones aún más mediocres. Es una paradoja, que se gana, como tú bien dices, con lograr un adecuado “proceso de maduración”, no apurar los ascensos, pero no retardarlos demasiado y lo más difícil, ser justos en el proceso. Para los aspirantes a ascensos, un consejo: paciencia, humildad,mucho trabajo y no perder la ambición sana, de ser promovido, que todo llega cuando menos lo esperas. saludos y seguimos en contacto

  2. Gracias por dejar tu comentario en el blog, Juan Carlos. Muy buenos tus consejos para los aspirantes a ascensos…

  3. Hola Jesus

    Eso que escribes tiene bastate razon. He visto muchos ascensos de gente que a lo mejor lleva muy poco tiempo en la empresa y a lo mejor no esta madura aun, como la fruta. En cambio otros que si deberian ascender, por su valia, experiencia y madurez, siguen en sus puestos. Contactitis tambien se da mucho en cualquier empresa. Si bien la cultura española fuerza de algun modo a gente de mas de 30 a ser jefe si o si, otros paises, uno puede set lo que quiera y le guste, y no necesariamente jefe de personas. El talento es lo que se pierde, al ascender a gente que quizas lo haria mejor donde estaba que en su nuevo rol de jefe.
    Un saludo

    • Gracias por comentar en el blog, Raúl! Como he escrito en Linkedin al hilo de este post , uno debe ser el primero en ser consciente de los retos que puede (quiere) o no asumir, a partir de ahí, y de eso va mi artículo, hay que pedirle a la empresa que cree una cultura donde el ascenso rápido no sea el único modo de reconocer un buen trabajo.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos necesarios están marcados *