Cuando la alergia llega así de esta manera uno no tiene la culpa… Pues sí, mi peque de 3 años ha visto interrumpida su saludable existencia durante una temporada debido a un asma alérgica que nos ha hecho pasar bastantes días en el hospital en el último mes.
En este tiempo hemos visto desfilar unos cuantos pediatras, cada día van rotando en planta, y tratando de analizar mis sentimientos y mis pensamientos hacia ellos, llegué a la pregunta que ha derivado en el post de esta semana: ¿Por qué en la empresa no valoramos tanto la experiencia de un profesional como se hace en el terreno de la medicina?
Cuando un médico te habla desde la teoría, tuerces el gesto. Poco te importa su buena nota en la universidad, los diplomas que puedan colgar de su despacho particular o las certificaciones que puedan poblar su currículo. No es por su aptitud ni por su actitud. Y, por supuesto, no es una mera cuestión de edad, es simplemente que no puedes evitar que lo que te proporcione cierta seguridad es el hecho de que haya tratado con anterioridad varios casos similares al que a ti te ocupa.
En medicina, la confianza es el valor más apreciado en un profesional, y viene en buena parte generado por la experiencia que acumula a sus espaldas. Se suele ver con buenos ojos que un doctor vea incrementados sus emolumentos con el paso de los años y la prejubilación no se encuentra entre las conversaciones habituales de aquellos profesionales que superan los sesenta años.
¿Por qué no podemos decir lo mismo en otros sectores más vinculados a la empresa privada?
Creo que hay tres razones principales que distinguen a los profesionales de la medicina del resto:
- La medicina es para una gran parte de sus profesionales una carrera vocacional. La motivación intrínseca brilla por su presencia y el propósito final, conservar la salud de sus congéneres, además de noble puede ser tangible casi a diario. La recompensa a un trabajo bien hecho es inmediata y procede del paciente (feedback continuo) . Abundan los médicos enamorados de su trabajo y, cuando esto sucede, el paciente lo percibe al instante.
- El desarrollo profesional de un médico tiene unos pasos iniciales de aprendizaje teórico y experiencial bien definidos que exigen un sacrificio y una paciencia que sin la esencia vocacional serían difíciles de llevar. Por supuesto que existen carreras dispares en función de las habilidades, el interés y el esfuerzo de cada uno, pero las promociones no suelen ser un objetivo sino la consecuencia de un trabajo bien hecho a lo largo de los años.
- A pesar de la privatización creciente en el sector, con los riesgos que conlleva, la cuenta de resultados nunca debería ser un objetivo que estuviera por encima de la salud de las personas. Los KPIs que miden el desempeño del médico no se centran (y nunca deberían hacerlo) en lo rentable de sus intervenciones sino en lo sanos que están sus pacientes.
Motivación intrínseca, propósitos, feedback continuo, desarrollo de carrera bien definido y objetivos centrados en las personas no en las cuentas…. Quizás si nos ocupásemos en que hubiera más de esto en nuestras compañías, la experiencia sería un valor al alza y no una losa.
A los profesionales más experimentados les arrebatamos su valor cuando creamos un entorno en el que su motivación desaparece o el propósito pierde sentido, cuando el desarrollo de carrera se estanca o se precipita, o cuando no apreciamos ni sabemos sacar partido, para el bien de nuestros clientes, de todo su conocimiento acumulado. Comenzamos entonces a hablar de prejubilaciones o despidos porque las cifras no cuadran.
Mientras la motivación se mantenga, la experiencia es un valor añadido sobre el que debemos intentar que no se pierda el foco.
Todo el mundo debería poder ser un doctor en su área de trabajo
Es precioso tu post porque siempre, hasta de los problemas que más puedan afectarte, nos regalas una reflexión de la que aprender.
Esperamos que tu peque se recupere completamente!
Un abrazo.
Muchas gracias por tu cercanía, Rocio, que por muy virtual no deja de ser cercania. El peque parece que ya está mejor, tendrá que convivir con unas cuantas alergias pero en teoría no debería haber más crisis de asma.
Mi hijo es un crack y no le falta la sonrisa ni cuando le falta el aire, así que tras un susto inicial, se puede decir que he pasado unas mini vacaciones en el hospital