A veces me resulta inevitable sentirme como aquel niño de la campaña de captación de socios del Atlético de Madrid que desde el asiento de atrás de su coche metía el dedo en la llaga del conductor preguntando eso de “¿Papa, por qué somos del Atleti?”. Y es que desde que decidí cambiar mi carrera profesional al mundo de los RRHH cada vez que me encuentro con una persona a la que llevo varios años sin ver y se entera de mi reorientación me mira con la misma cara de incomprensión que la del hijo del anuncio y me hace la misma pregunta: ¿Por qué?
Y lo de la cara de incomprensión es en el mejor de los casos, en ocasiones es de decepción. Seamos sinceros, la imagen que nuestro colectivo se ha granjeado en el mundo exterior, unas veces más justificada y otras veces menos, no es precisamente la mejor. Sé que hay amigos míos que están deseando cogerme por el hombro con cariño y decirme aquello de “Tranquilo, de todo se sale”.
Así que he creído que no estaría de más escribir un post sobre los motivos por los que elegí esta profesión, evidentemente hablo sólo en mi nombre, pero supongo y espero que alguno de mis colegas que, como yo, la eligieron de forma vocacional se sientan identificados cuando menos en parte.
Empecemos por el origen de todo, en la acepción más estricta del término. Soy de esas personas que piensan que tras el sentido de nuestra existencia hay una misión y una responsabilidad. La misión es disfrutar al máximo de ese regalo que es la vida pues su duración es limitada y desconocida, la responsabilidad es dejar este mundo un poco mejor para los que vengan detrás.
Detrás de esa creencia se cimentan los dos principales motivos de mi elección profesional, uno, dedicar mi tiempo a algo que me haga sentir realizado, y, dos, contribuir de algún modo a convertir este mundo en un sitio mejor. Sí, lo sé, puede sonar grandilocuente y exagerado, pero estoy convencido que la mayoría de la gente en el fondo de su ser alberga la esperanza de que eso a lo que esté dedicando la mayor parte de su tiempo está contribuyendo a mejorar la vida de los demás. Que no nos engañen las noticias que inundan la actualidad, los buenos superan a los malos aunque hagan menos ruido.
En definitiva, ¿quién no sueña con poder cambiar el mundo a mejor?
Llevando a términos prácticos este sueño, en mi opinión el mundo se puede cambiar desde arriba: política y grandes poderes fácticos, o, de un modo más ligado a nuestra esencia y por tanto más sostenible, desde abajo, desde las personas.
Y es ahí donde veo dos grandes áreas de acción y de influencia. En nuestra vida pre-laboral, la más potente, la escuela (de mayor quiero trabajar ahí), y en nuestra vida adulta profesional, los Recursos Humanos. En este paralelismo se hace más dolorosa la comparación entre el modo positivo (aunque nunca lo bastante) en que la sociedad percibe a los profesores y el modo en que percibe a nuestro gremio. Está claro que en materia de comunicación y promoción de lo que hacemos tenemos un gran camino que recorrer.
Tenemos que hacer saber que desde esta profesión podemos influir en la educación en valores, competencias, objetivos, etc… de la población activa. Dicho de otro modo, podemos gestionar la ética e influir en el propósito de la empresa, así como en su conocimiento. Podemos optimizar nuestras estructuras, podemos hacer que el trabajo se convierta en un lugar donde ir a disfrutar y a realizarse como persona. Podemos compartir y homogeneizar buenas prácticas, podemos hacer un día a día mejor para millones de personas.
Quizás, es tan sencillo y tan complicado como eso, Recursos Humanos es responsable de encontrar el modo más rentable de hacer que millones de personas estén más felices y autorealizadas… Durante mucho tiempo el foco de esta frase estuvo en rentable, pero, a día de hoy, somos muchos los que pensamos que la clave está en felices.
En definitiva, con toda la grandilocuencia, idealismo e incluso candor que yo conscientemente sepa que puede conllevar la siguiente afirmación, si elegí moverme a recursos humanos es porque pensé que, dada mi experiencia y mi propósito de vida, este sería el sitio desde el que más podría influir para hacer felices a los demás.
Ojalá que mi sueño se haga realidad.
Me encanta como escribes Jesús y siempre que puedo y tengo un rato te leo aunque no comente. Ojala tu sueño se cumpla por lo menos tienes la oportunidad de hacerlo. La verdad es que es una visión muy bonita. Yo, desgraciadamente ya di por abandonados mis sueños profesionales, estoy en el paro y casi no puedo ni encontrar un simple puesto de dependienta. Así que es genial que por lo menos tengas esa capacidad de elegir y hacer las cosas con un propósito.
Muchos saludos!!!
¡Qué mezcla de sentimientos! Por un lado me alegra saber que me lees y que además te gusta :), pero por otro me da rabia leerte un poco desmoralizada. Está claro que cada caso es un mundo y que a veces las circunstancias acaban tomando el poder de nuestra vida… pero estoy convencido que es precisamente eso, una situación circunstancial. Si crees que puedo ayudarte en algo estaré encantado, no es que sea un experto, pero tengo bastantes conocimientos en coaching y en el mercado laboral y búsqueda de empleo. Estoy totalmente convencido que quedan aún sueños laborales a tu alcance y que estás capacitada para alcanzarlos.
Excelente. Asi es, Recursos Humanos es mision de vida, trabajar para ayudar a los trabajadores desde su crecimiento personal y profesional. Dar lo bueno de cada uno de nisotros como profesionales para contribuir al bienestar brindando herramientas eficaces y efectivas. Muy buena reflexión la que haces. Felicidades.
Muchas gracias por leernos, Jacqueline. Me encanta que te haya gustado y más aún que compartas opinión. Pensando así, muy pronto la opinión que algunos tienen de RRHH cambiará