Que conste que estoy a favor de la libertad de expresión y que creo que las prohibiciones en muchos casos pueden conseguir un efecto contrario al deseado. Creedme, tengo un pequeño de casi dos años que se encarga de demostrarme empíricamente que la psicología inversa funciona de manera innata en los humanos.
Aquí utilizo simplemente el término prohibido como un foco, como una alarma si se quiere, un resorte que haga que en nuestro cerebro se active un recordatorio cada vez que estamos deponiendo responsabilidad sobre nuestras decisiones.