Nadie dijo que volar fuera fácil, pensó mientras vaciaba el contenido de una lata de Red Bull en una taza de Mr. Wonderful.
No seré yo quien reniegue de esta moda de optimismos desatados, siempre es mejor una sonrisa ilusa pasajera que un ceño fruncido perenne. Pero cuando hablamos de volar a veces se nos olvida que no somos pájaros, y que para despegar los pies del suelo puede resultar útil soltar lastre.
Lastre es el sustantivo, pero el verbo es renunciar.