Esta semana seguimos con la serie de artículos sobre el conocimiento interno en las empresas, pero nos centramos en el menos obvio y quizás por eso también el más difícil de sacar a la luz: hablo de la sabiduría, de las habilidades, de las competencias que cada uno de los empleados, que cada uno de nosotros, tiene dentro y de los que ni siquiera es consciente.
Conocernos mejor nos abre un nuevo mundo de posibilidades, nos dice las fortalezas sobre las que debemos apoyarnos y las debilidades que debemos trabajar. Sin una consciencia de las mismas se me antoja complicado elaborar un plan de desarrollo eficiente.
Sin embargo en muchos casos se opta por invertir más dinero en el tratamiento (actividades formativas) que en el diagnóstico. Algo que a la corta puede satisfacer a las partes implicadas pero que a larga deja el éxito y la eficiencia de la gestión del talento en manos del azar.