“¡Eureka!” Se oye por los despachos de RRHH cuando por fin se tiene una lista con todo el talento de la empresa identificado. No es para menos, es el resultado de meses de entrevistas con los jefes, de implantación de procesos de evaluación más o menos sofisticados, de un tira y afloja final, con regateos dignos de bazar egipcio, para alcanzar una vez más los dictados de mi querido (nótese la ironía) tío Gauss o de su primo Pareto.
¿Ya podemos descansar tranquilos?… Pues me temo que no. Me temo, que aunque a veces no lo parezca, esto es sólo el principio del camino.