No me gusta la palabra retención aplicada al talento. Qué le vamos a hacer, puede que no sea para tanto, ojalá todos los problemas a los que nos enfrentamos fuesen únicamente una cuestión de elegir bien el vocabulario. Pero dejadme que hoy me ponga un poco tiquismiquis.
Si le dedico un post al tema es porque creo que, en este caso, es fácil de cambiar esa denominación y, lo más importante, con ella la intención desde la que se gestiona esta tarea, que es, en definitiva, el quid de la cuestión.