Aunque ahora se habla bastante de este tema, no es algo nuevo. Mi sentido común ya me decía mucho tiempo atrás, hace casi 10 años cuando me abrí la cuenta en Facebook, que hay muchas cosas en las que las redes sociales nunca podrán superar la cercanía de un cara a cara, pero otras en las que parten con ventaja, como por ejemplo, la memoria. ¡Todo queda grabado!
Month: junio 2016
Competencias para la Transformación Digital: Autoconfianza
A la hora de hablar de competencias para la transformación digital, con razón, solemos fijarnos en lo obvio: comunicación, orientación al cliente, capacidad de compartir y aprender, etc. Tienen sentido y seguramente algún día hablemos de ellas, pero hoy quería detenerme en una que se nombra menos y que yo considero clave sobre todo para aquellos que no son nativos digitales: autoconfianza.
¿Está en tu plan de desarrollo?
Por mucho que ahora estén de moda en política, o precisamente por eso, no estoy muy a favor de las líneas rojas. Creo que la buena gestión de cualquier relación debe llevar implícita una generosa curiosidad por conocer el punto de vista de quien tenemos enfrente, lo cual implica dejar un margen para dejarnos sorprender. En definitiva, flexibilidad de miras.
Sin embargo cuando gestionamos equipos sí que creo que hay ciertos aspectos que debemos tener bien acotados porque por activa o por pasiva nos convertimos en referentes y se espera de nosotros que enviemos señales claras sobre lo que nos gusta o lo que nos disgusta, que marquemos un camino.
Por eso en materia de formación la línea roja me gusta dibujarla con la siguiente pregunta: ¿Está en tu plan de desarrollo?
La vocación tardía
No hay tal cosa como la vocación tardía. La vocación, presente o latente, siempre ha estado ahí. No te habías fijado o preferiste mirar para otro lado. Puede que simplemente no la hubieras buscado lo suficientemente bien.
Sí, la vocación no tiene por qué ser evidente, ni aparecerse en sueños, ni a través de una zarza en llamas… a veces cuesta encontrarla. Lo que pasa es que la reconocerás fácilmente porque una vez la identifiques subirá a la superficie como si liberases un corcho enterrado en el fondo de un océano.
Caer mal está bien si aciertas a quién
No, no me gusta caer mal a nadie. De hecho, si de algo he pecado en la vida es de intentar lo contrario, caer bien a todo el mundo.
Es un propósito noble que además redunda en tu propio beneficio, conseguir que la gente a tu alrededor esté feliz es el modo más rápido de serlo tú mismo.
Lo que pasa es que cada uno de nosotros tiene una forma diferente de interpretar la vida en función del mapa mental que la genética, la educación, la idiosincrasia del lugar donde vive y la curiosidad por entender a los demás han configurado en su cabeza. Somos tan distintos, que haciendo algo para caer bien es posible llegar a caer mal. Por eso es tan difícil conseguirlo hasta en tu entorno más cercano y personal.
En tu entorno laboral, y si eres jefe, es casi imposible.