Los que siguen este blog habitualmente saben que la evaluación de desempeño es una de mis mayores preocupaciones desde los principios. El talento y la motivación de las personas son dos temas que me apasionan, y no tengo ninguna duda que de la influencia directa que tiene sobre ellos este proceso.
No sé si existe una fórmula secreta válida para todas las organizaciones. Después de muchos años, sospecho que no. Pero eso no impide que me devane el cerebro tratando de encontrarla. Precisamente porque me motiva, y mucho.
Lo que sí tengo claro después de todo este tiempo es cómo medir si nuestro modelo de evaluación de desempeño funciona o no. No se trata de aplicar un algoritmo complejo, simplemente se trata de observar un detalle: ¿Están los buenos contentos?