Según como narremos el fenómeno de “la gran renuncia” puede tener hasta un poso romántico. El psicólogo que le puso nombre, lo hizo un poco desde esa perspectiva: La pandemia nos ha hecho más conscientes de lo efímero de nuestra existencia y de nuestra fragilidad. Esto nos ha imbuido de un espíritu “carpe diem” que empuja a la urgente búsqueda de un futuro laboral que nos haga sentirnos realizados como seres humanos.
Si esto fuera realmente así, se podría decir con orgullo que aquello que se aventuraba de que “saldríamos mejores” se había hecho realidad, al menos de manera parcial.
Desgraciadamente, he visto cosas que no creeríais: estanterías de papel higiénico arrasadas, botes de levadura llenando armarios, comisionistas de mascarillas mientras la gente moría a centenares cada día…. Así que permitidme que examine con cierto escepticismo este fenómeno de nuestro mercado laboral.