Empecemos con honestidad, aunque sólo sea por coherencia con el tema del que vamos a hablar: no tengo una respuesta para la duda que acabo de plantear. De hecho, más que una pregunta, el título del artículo es un lamento, de esos que se escapan de tu boca mientras meneas la cabeza en señal de impotencia.
No existe en el mundo estrategia más efectiva en el corto, y, sobre todo, en el largo plazo que la honestidad. La partida de la vida es más fácil de jugar con las cartas descubiertas sobre la mesa. Y, sin embargo, me da la impresión de que nuestra sociedad parece cada día más tramposa.