Existe un mantra muy repetido entre los que nos dedicamos al desarrollo en la empresa. Cualquiera excusa es buena para soltarlo, pero sobre todo se gusta más uno cuando lo hace en una presentación pública, durante un evento de empresa, durante una formación o como parte de un plan de inducción. “¿Quién es el responsable del plan de desarrollo?”, preguntamos. Y solos o al unísono con los más aplicados de la clase respondemos:”El propio empleado”.
Yo diría que la teoría está clara, pero a la hora de la verdad, ¿En qué porcentaje se cumple lo que con tanto orgullo pregonamos?