Supongo que teniendo en cuenta mi pasado informático fue normal que uno de los primeros proyectos que me asignaron en RRHH fuese la creación de una Red Social corporativa, a fin de cuentas para el ojo ajeno bajo la etiqueta “informático” cabe todo lo que tenga que ver con un ordenador. Es como si por ser médico uno pudiese curar todas las dolencias.
Siguiendo con el símil, encargaron un proyecto de neurocirugía a un traumatólogo. Y bueno, con tesón y con ganas de aprender los implicados en el proyecto montamos una red social de la que sentirnos orgullosos.
Lo que ocurre, y aquí va el segundo símil, es que nuestro orgullo era equiparable al arquitecto que planeó las nuevas autopistas de peaje de Madrid: era algo innovador, con un gran diseño y buena usabilidad, a priori permitiría ahorrar tiempo a los futuros usuarios… . Sin embargo no conseguimos que la gente abandonase las vías tradicionales.
Siempre que hablo de redes sociales utilizo esta experiencia real porque dicen que de los errores se aprende, y espero que este sea el caso. Desde luego que a poco que uno sea profesional le da unas cuantas vueltas a lo que pasó, y a toro pasado y al volver la vista atrás aparecen con claridad alguna de las cosas que podríamos haber hecho mejor.