No sé si a vosotros la situación que voy a relatar a continuación os resulta familiar, me temo que sí:
Se comunica la fecha para establecer los objetivos del año a todos los empleados. Parece que hay tiempo de sobra, quedan aún dos o tres meses. Sin embargo un detallito impide que te pongas a trabajar en ello, necesitas que tu jefe directo te pase los objetivos corporativos y departamentales para asegurarte que estás alineado con la estrategia de la empresa.
Entonces comienzan a sucederse reuniones, videoconferencias, convivencias creativas en conventos de clausura con wi-fi y 64 canales internacionales y, por supuesto, brainstorming que no falte. Para cuando todos los niveles jerárquicos han pasado por este ritual y ya no queda un solo metro cuadrado de pared de sala de reunión sin un post-it, los que ocupan el último nivel de mando se encuentran con que tienen una o dos semanas para poner los objetivos a sus reportes directos…. Precipitación o chapucismo llegarán a continuación.