A veces cuando hablamos de mentoring resulta inevitable asociarlo con personajes históricos como Aristóteles. Pensamos entonces que nuestro mentor debe ser una persona muy sabia, con cierta habilidad para encontrar la virtud en el término medio y de esos que cada vez que juntan más de cuatro palabras dejan una frase para la posteridad.
Sin embargo la realidad es que no suele haber mucha gente con ese perfil aristotélico un tanto idealizado en nuestras empresas. Los mentores de hoy son gente como tú y como yo, con sus virtudes y también con sus defectos, posiblemente con algunos años de experiencia y más que seguro que con un saco de inseguridades a sus espaldas.
Por eso, como casi todo en esta vida, van a desarrollar su labor mejor bien acompañados que solos.