Esta semana vengo con actitud beligerante.
En general intento ver todo con perspectiva y no hay demasiadas cosas que me hagan enfadar, pero cuando oigo a alguien criticar a un tercero esgrimiendo el argumento de “es que es muy buena persona” siento una tentación muy grande de ponerme a dar collejas.
En estos tiempos donde grandes personalidades de la vida política y social demuestran casi a diario una absoluta falta de ética y una pobreza moral recalcitrante, opino que la bonhomía no sólo no debe ser criticada sino que debe ser ensalzada y puesta como ejemplo.
No caigamos en el engaño de los logros a corto plazo mediante malas artes o seremos cómplices primero y víctimas después de ese desgaste ético y moral de nuestra sociedad.