Recuerdo cuando hace un lustro comencé esta aventura del blog “En buena compañía”. Sabía que no sería algo pasajero, porque quería que fuera un reflejo de mi manera de entender la gestión del talento, y tenía claro que eso no se contaba en tres posts.
Lo de empezar escribiendo a ritmo semanal era una apuesta arriesgada, pues como constaté muchas veces durante los primeros años en los que seguí este ritmo, más de un miércoles me obligó a quedarme hasta las tantas para cumplir el compromiso que había pactado conmigo mismo y por ende con los lectores.
Siempre que recuerdo el inicio recuerdo también aquella pregunta que me hacía ¿Seré capaz de escribir 52 artículos? Esa era la duda que me carcomía durante las primeras semanas, pues pensaba que aguantar menos de un año sería casi una obligación. Hoy, con más de 200 post a mis espaladas aquellos temores se han disipado, y me encuentro satisfecho por haber conseguido plasmar mis ideas sobre el apasionante mundo de las personas en las empresas, y sobre todo, por disfrutar por el camino con esta aventura.
Yo diría que hay tres claves para conseguir estar durante cinco años publicando regularmente en un blog: que te guste escribir, que te guste sobre lo que escribes, y que te lea un número razonable de personas.
Aunque parezca lo contrario en el caso de la última, las tres claves dependen de uno mismo, porque si a las dos primeras le unes un poco de paciencia y persistencia, la tercera acaba de llegar casi por inercia. En buena compañía ha sido siempre un blog humilde, pero gracias a su presencia constante, poco a poco más gente ha venido de visita por aquí. La gráfica de lectores durante todo este tiempo siempre ha ido en ligero ascenso, y es algo de lo que me siento tan orgulloso como agradecido.
Son los lectores los que acaban por dar sentido a un blog, y son ellos también los que te dan las mayores alegrías. Yo siempre he sido tímido, pero con la tarjeta de presentación del blog en la mano, he logrado acercarme y debatir con grandes profesionales del sector, e incluso ahora puedo considerar a algunos de ellos amigos…. aunque en ocasiones ni siquiera nos hayamos visto en persona.
Por eso cada año, cuando llega este aniversario, no puedo evitar escribir este post de celebración. Sí, hay un poco de autobombo, y de orgullo, claro. Pero sobre todo hay mucho agradecimiento hacia todas esas personas que han estado a mi lado, que en algún momento de su vida han decidido dedicar unos minutos de su valioso tiempo a leer este blog.
La apuesta siempre ha sido (y continuará siéndolo) escribir desde lo más cercano posible a las experiencias reales para hacerlo práctico, y, sobre todo, evitar en la medida de lo posible el academicismo para hacerlo entretenido.
Cuando digo a conocidos de fuera del sector que tengo un blog de Recursos Humanos, su cara me dice “vaya rollo”, y eso es lo que sigo queriendo cambiar. Porque RRHH significa personas, y eso nos toca a todos (no me consta que haya extraterrestres entre mis lectores aún) y a todos nos debería interesar.
Me gusta pensar que simplemente escribo sobre la vida.
Por cierto, si a alguno de los habituales (o los que por casualidad han leído este post) hay algún asunto en particular del que les gustaría que escribiese, los comentarios están para eso entre otras cosas, que a estas alturas lo que cuesta es encontrar nuevos temas a los que hincar el diente. Acepto sugerencias gustosamente.
De momento, aparte de este post, lo que he hecho esta semana es actualizar un poquito el “Sobre mí” porque he visto que algunos datos ya han quedado desfasados.
Lo dicho, emocionado y agradecido, cual Lina Morgan, por poder soplar las velas un año más. Por poder celebrar en buena compañía. La vuestra.
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