Eres imprescindible para tu ego, y para nadie más. Por mucho que nos duela, esa es la realidad. Un día moriremos y el mundo seguirá girando igual. Quizás hallemos alguna lágrima derramada en los ojos de nuestros seres queridos, pero los coches seguirán yendo y viniendo por las calles ajenos a nuestro drama personal. Los edificios, incluso aquellos llenos de recuerdos, contemplarán impasibles la nueva cotidianidad. Nuestro alma vagando por el aire en el tránsito a un nuevo mundo exclamará: “¡Qué falta de sensibilidad!”
Esta es la dura verdad y como diría Alaska: “Ni tú, ni nadie, nadie, puede cambiarlo”. Así que, por favor, antes de que la muerte ponga a tu ego en su lugar, háztelo mirar. Si estás de vacaciones, ese email podrás dejarlo sin contestar.
El mayor enemigo de nuestro descanso veraniego es esa cosa que a nuestro ego le gusta llamar responsabilidad. Mal entendida responsabilidad.
En vacaciones la única y verdadera responsabilidad (el motivo por la que existen) es desconectar del trabajo y ceder tu tiempo a aquellos que el resto del año lo solicitaban y a los que no pudiste responder con la calidad y cantidad que demandaban. Lo demás, citando a Don Pantuflo Zapatilla, son paparruchas y camelos.
Sí, el móvil de trabajo es un compañero tramposo de viaje y una tentación constante para tu curiosidad. No pretendo que te sientas culpable por echar un vistazo extraviado de vez en cuando…. Pero combate tus ganas de intervenir.
En el 90% de los casos no es algo tan importante que no pueda esperar a tu vuelta, el 9% puede que lo sea, pero deberías haberlo dejado resuelto antes de irte de vacaciones con la fórmula del dos: anticipación y delegación… Y si no, no te preocupes, el 1% restante se resolverá con improvisación… recuerda, no eres imprescindible, y cuando tú no estás (y cuando tú no estés) el mundo seguirá girando y los problemas que tengan solución acabaran por encontrarla (sí, no será la tuya, pero eso solo importa a tu ego).
La frase “Es que si no lo hago yo…” tiene una única continuación: “… lo hará otro “
Todos somos contingentes, incluso (contradiciendo a un clásico de nuestro cine) nuestro alcalde. Porque en vacaciones no eres alcalde, ni director, ni chapter lead, ni programador clave…. Eres una persona con gente alrededor a los que les importas más allá de tus resultados y KPIs. Cuando estás en familia, al revés que en la empresa, tu presencia es más importante que el desempeño.
No eres imprescindible, y si tu ego no deja que te creas esta verdad universal cuéntale que en las vacaciones es la mejor época para ese afilado de hacha que deberían hacer todas las personas altamente competentes, tal y como recomendó Covey.
Échate siestas de dos horas con el Tour de Francia o la Vuelta España, porque el estrés (o el termino de moda: burnout) son como las pájaras en el ciclismo, aparecen cuando menos te lo esperas, por seguir pedaleando pensando que somos inasequibles al desaliento… Sin un buen descanso y un buen avituallamiento el cuerpo (y sobre todo la mente) puede acabar pasando factura cuando menos te lo esperes.
Disfruta de las vacaciones, porque te las has merecido. Viaja, comparte todo el tiempo con los seres queridos… y deja un tiempo para la lectura (que yo te recomiendo un par de libros).
Nos leemos a la vuelta. ¡Feliz verano!
Holiday by Adrien Coquet from NounProject.com
Muy buena reflexión. Lo intentaré!
Gracias por tu comentario, Michael!
Al volver de vacaciones le puse un mensaje a mi jefe diciéndole “Estoy leyendo los emails atrasados y luego nos reunimos y vemos lo importante”
Su respuesta fue. “Borralos todos, tenías puesto un autorespondedor diciendo que estabas de vacaciones. Si algo es importante te lo pedirán de nuevo, pero no vuelvas de vacaciones para intentar hacer el primer día todo lo que no has hecho en 15″
Un crack.
Me parece una filosofía genial, el siguiente paso ponerlo en el fuera de la oficina: “Estoy de vacaciones y borraré este mail al volver, si te puedo seguir ayudando el día X por favor escríbeme de nuevo”