2

Somos virus con patas

Somos virus con patas y alguno aún no se ha enterado. Somos virus con patas preparados para matar. Somos virus con patas, muy a nuestro pesar.

Tantas veces he escrito en otros contextos que si no eres parte del problema no puedes ser parte de la solución, y la realidad con una hostia sin precedentes nos lo ha venido a demostrar con muertos, y aún hay gente que no se quiere enterar.

No se trata de no salir a la calle para no pillar el dichoso virus, se trata de no salir para no trasmitirlo.

coronavirus

Piensa un poco. Un 80% de los infectados podrían ser asintomáticos, y aún te preocupas más de ser contagiado que de no contagiar. Podrías ser tú el arma letal. Podrías matar a ese vecino con el que has compartido ascensor al bajar (innecesariamente) a comprar el pan que pudiste tener congelado. O a esa señora que esperaba tras de ti en la farmacia mientras hacías acopio de la décima caja de paracetamol que has comprado esta semana. Asume que eres un asesino en potencia, y si, como supongo, eso te aterra, empieza a gestionarlo con altas dosis de responsabilidad.

Somos virus con patas y no nos queremos enterar.

Esta enfermedad, como otras menos literales y menos letales, se cura desde la asunción de culpa y desde la responsabilidad. Siempre he pensado que estas eran competencias necesarias en el entorno laboral y en el personal, ahora además son vitales.

En una sociedad hiperconectada hasta un extremo viral (desgraciadamente en todas sus acepciones) la mejor manera de mantener ese tejido que nos une empieza por liderar cada uno su parte. El autoliderazgo en esa ocasión, está cobrando una nueva dimensión.

Este problema se solucionará antes y se solucionará mejor, si cada uno nos hacemos dueños de nuestra propia situación. Si entendemos que nosotros somos el problema, quizás podamos empezar a pensar que la solución empieza por uno mismo. Y quizás comencemos a exigirnos a nosotros mismos, como mínimo, lo que exigimos a los demás.

Muchos lo han hecho ya. En lo peores momentos sale lo mejor de esta sociedad. Pero no es suficiente, esto lo tenemos que solucionarlo todos, sin excusa y sin excepciones. Si no, no será una solución, será un parche.

No se trata solo de quedarse en casa, se trata de asumir un liderazgo indelegable en cada una de nuestras acciones. Para no contagiar virus, pero para no contagiar tampoco nuestras crispaciones. Para no compartir remedios caseros sin fuente contrastada en tus grupos de whatsapp, incluso, y sé que esto es mucho pedir (yo mismo no sé si lo podré autogestionar), para no contagiar la tristeza y el miedo que cada día nos viene a visitar. Si hay que contagiar algo que sea valor, y aplausos, y generosidad, y valentía, y humor (prometo escribir algo divertido pronto) … que de eso también tenemos todos, aunque nos cueste sacarlo.

Ese es el esfuerzo que esta situación demanda. Esto no va de sentarse en el sofá a ver el tiempo pasar, no es tan sencillo. Se trata de liderar tus comportamientos y tus emociones porque con ellas puedes dañar a los que te rodean o puedes hacerles mucho bien. Es tu elección. Es tu responsabilidad. Y, por favor, no olvides que los que te rodean, en este mundo global, somos todos.

Es el momento de exigirse a uno mismo antes que a los demás, con el foco únicamente en el presente, porque el pasado ya no se puede cambiar, y el futuro es hoy más difícil de determinar de lo que era ayer. Y cuando esta pandemia esté solucionada, será el momento de echar la vista atrás y aprender de nuestros errores: los individuales y los que cometimos como sociedad inconsciente y petulante.

Porque cuando esto haya acabado, esto se va a acabar, solo habrá tenido sentido si nos hemos llevado bajo el brazo un montón de aprendizajes con los que seguir nuestro camino, que podrá parecer el mismo, pero que ya nunca debería ser igual.

 

 

 

coronavirus by JunGSa from the Noun Project

Jesús Garzás

2 Comments

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos necesarios están marcados *