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No permitas que sea tu jefe…

Oyes su voz mientras cierras los ojos intentando caer plácidamente en los brazos de Morfeo y, sobre todo por la mañana, cuando trata de despojarte de algún sueño que llevas adherido al pijama por una idea feliz que surgió en algún momento de duermevela.

Notas que el corazón te palpita más rápido y se te tuerce el gesto cuando no le miras de frente. Te has fallado a ti mismo otra vez.

boss

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