Hablar de lo urgente portando bañador y chanclas debería ser tendencia, porque lo dota de una perspectiva que le quita trascendencia.
(Algunos) Vivimos en un continuo estrés de entregas marcado por el ritmo arbitrario (y normalmente acelerado) de esa cosa que llamamos urgencia.
Y es que en la guerra entre la urgente y lo importante, la teoría es continuamente derrotada por la inercia.