Cuando estás perdido en la selva y se hace de noche tienes dos opciones para lograr la supervivencia: orientarte por medio de las estrellas o conseguir un sistema de navegación que te guíe. Un mapa de la zona no impedirá que te devoren los tigres.
Pues lo mismo sucede en tu empresa cuando hablamos de tu plan de desarrollo.
El símil que he escogido esta vez viene a propósito de que en algunas organizaciones parece que la luz que va a iluminar a sus empleados más adocenados, la panacea que va a paliar todas las críticas acerca del poco conocimiento de las opciones de desarrollo que posee la plantilla, la piedra roseta que logrará que exista una comunicación fluida entre un jefe y sus colaboradores es, en todos los casos, el mapa de carreras.
Sin embargo para ese empleado recién llegado, o para ese otro cuyo foco de atención está atrapado en el trabajo del día a día, o para aquel que no hace demasiado caso a todo lo que viene de Recursos Humanos, un simple mapa de carreras le dejará perdido en una jungla de las futuras posiciones, a merced de los tigres siempre al acecho… cuando no de algún buitre.
No estoy diciendo con esto que elaborar un mapa de carreras no sea necesario, lo es. Es necesario… pero no suficiente. Sin él resultaría imposible para muchos empleados imaginar sus posibilidades más allá del entorno cercano que les rodea. Lo que ocurre es que para diseñar un buen plan de desarrollo es importante saber dónde quieres llegar, pero lo es más aún elegir cómo vas a hacer ese viaje. A fin de cuentas, cuando hablamos de plan de desarrollo, hablamos realmente del recorrido, no de la meta.
Por eso volviendo al símil inicial cuando estás perdido, con el mapa en la mano pero sin saber cómo ir a ningún lado porque te cuesta ver más allá de tus narices, has de buscar alternativas que te ayuden a mover los pies del sitio, que eviten que te quedes estancando porque eso a la larga podría significar tu muerte, o la de tu motivación, dentro de la empresa.
Orientarte con las estrellas en este paralelismo significa buscar referentes con prestigio. Puede ser alguien que haya alcanzado con brillo esa posición que te atrae, puede ser directamente tu manager, o puede ser un mentor. Alguien que tenga la experiencia o la perspectiva adecuada para ayudarte no sólo a encontrar tu camino, sino que además sepa como guiarte a través de él.
Conseguir un sistema de navegación significa darle vida al mapa de desarrollo. Algo que hoy en día está al alcance de nuestra mano gracias a las nuevas tecnologías. Porque al igual que en la vida real la mayoría de las personas utilizan dispositivos con GPS para viajar, y los mapas en papel han quedado sólo para avezados exploradores o irredentos seres analógicos, en la vida profesional necesitamos dar ese salto de lo estático a lo interactivo.
Desde dentro de la empresa y, como consultor, desde fuera es algo que vengo recomendando ya desde hace algunos años pues un buen sistema de navegación en el mapa de carreras ahorra mucho tiempo en las reuniones de seguimiento del plan del desarrollo, pero, sobre todo, aumenta la satisfacción del empleado (y su compromiso) y le permite explorar y ahondar en sus posibilidades de carrera.
Es probable que escriba otro post sobre cómo construir estos sistemas de navegación, pero por no dejarlo aquí en un plano demasiado abstracto, si me gustaría apuntar algunas claves: Debemos utilizar las competencias como coordenadas para situarnos y movernos por el mapa y la plataforma donde lo creemos debe ser accesible desde cualquier dispositivo móvil y, muy importante: fácilmente actualizable. Porque uno de los problemas que nos encontramos en el mapa de carreras clásico y que no debemos trasladar al modelo interactivo… es evitar dejar que sus contenidos queden obsoletos en poco tiempo.
Espero que cada vez más gente emprenda este camino. Si os atrevéis… ¡Buen viaje!