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Este puente no hay por donde cogerlo

El título de hoy podría sonar irónico teniendo en cuenta que me he cogido el puente y este post ha quedado programado hace un par de días, y que mientras se publica probablemente esté durmiendo a pierna suelta. Pero la verdad es que cuanto más pienso en la existencia de este “acueducto” a principios de Diciembre menos entiendo su sentido.

puente

No me interpretéis mal, adoro las vacaciones y creo que son indispensables para la buena conciliación laboral, pero la ubicación de algunos festivos atenta contra el sentido común, contra la gestión empresarial, y contra la gestión de la confianza del equipo por parte del líder.

Y como el liderazgo es uno de los temas sobre los que me gusta hablar en este blog me quedaré en este último punto. Nos acercamos a la fechas de cierre de año, el trabajo se acumula, y de repente el responsable de turno se encuentra ante la tesitura de aprobar o no la solicitud de vacaciones a las personas de su equipo.

La ubicación de los festivos de Diciembre (especialmente este año) es propicia para preparar una escapada, así que desde la pura empatía lo más sencillo es aprobarlas… pero, claro, un manager tiene visibilidad e influencia sobre las vacaciones de su equipo, sin embargo no tiene ninguna influencia y puede que tampoco ninguna visibilidad sobre la de sus clientes. ¿Qué hacer cuando te faltan cartas para poder jugar la partida con criterio?

Si deniegas la solicitud de vacaciones de una persona y resulta que luego le toca pasarse una semana viniendo día sí, día no, a trabajar y encontrándose día sí y día también un contestador automático al otro lado de la línea donde debería haber un cliente… habrás conseguido que tu empleado se sienta imbécil y que la confianza en ti se resquebraje. La motivación baja.

Si por el contrario apruebas la solicitud atendiendo a tu capacidad empática o por aquello de seguir a la mayoría, pero luego te pilla el toro con el cierre del año, el que te sentirás como un imbécil serás tú. Y además la confianza de tu empleado tampoco gozará de su mejor de momento cuando vea que te has cargado los objetivos anuales con tu mala planificación. La motivación baja.

A lo que iba. No hay manera de gestionar este puente de la constitución con cierta lógica y criterio. La única medida que está en tus manos es planificarlo de lejos como una semana libre y seguramente eso ayude, pero luego llegan las navidades y el mes de Diciembre te lo habrás comido en un abrir y cerrar de ojos.

No es este un blog de política ni pretende serlo, pero cuando busco soluciones a este desaguisado no me queda más remedio que mirar de soslayo al congreso de los diputados. ¿Cómo se puede estar hablando continuamente de crisis y a la vez introducir este caos voluntariamente en nuestro cierre del año?

¿Tiene más sentido la conmemoración de un evento en su fecha exacta y la fidelidad al santoral (en un país laico) que una gestión racional del calendario laboral?

 

Insisto, vacaciones sí, pero en otras fechas. ¿Queremos un acueducto? Pues pongámoslo en Febrero (un mes sin festivos cerca) como hacen en algunos países europeos (la famosa semana blanca). Y para todo el mundo por igual, no como este dichoso puente en que cada uno se lo fabrica como le da gana o como se lo dictan los colegios… que esa es otra, ¿para qué coordinar el calendario escolar con el laboral?

En fin, no sigo, que me sulfuro y no quiero hacerlo estando como estoy de vacaciones. Quizás esta semana más que un artículo sobre liderazgo me ha salido una columna de opinión, pero es lo que hay… este puente no había por donde cogerlo, y he salido por patas… y por peteneras.

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Jesús Garzás

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