Malas noticias: el que la sigue no siempre la consigue. Y esto, sobre todo los que nos atrevemos a compartir públicamente nuestros pensamientos, deberíamos decirlo más.
Buenas noticias: no conseguirlo no tiene por qué estar mal. No tiene sentido demonizar por no haber alcanzado el objetivo inicial a quien ha puesto tiempo y esfuerzo en pos de conseguir su ideal.