Dice la cultura popular que lo que no te mata te hace más fuerte, y supongo que a eso y a un optimismo medidamente desmedido se agarran los que dicen que saldremos fortalecidos de la actual situación.
En esta yincana de las capacidades humanas en la que estamos metidos desde marzo del 2020, está siendo puesta a prueba nuestra resiliencia, y en riesgo nuestra cordura. Las estanterías donde venden la estabilidad en los mercados se están vaciando, porque las certezas están siendo devoradas, mientras lo único que se siembran son dudas. Vivimos en un presente contradictorio donde cada gota (o copo de nieve) que cae parece que va a ser la que colme un vaso que paradójicamente hace tiempo que empezamos a ver medio vacío.
¿Saldremos más fuertes? Me temo que no, sólo sé que saldremos diferentes. Y como en cada proceso de transformación, habrá renuncias dolorosas, pero también oportunidades de mejora. En estas últimas, si nuestras neuronas resisten los envites de este loco presente, es donde deberemos centrarnos.