Desgraciadamente el tema de la falta de culpa ha estado muy de moda esta semana. Pero como aquí lo que se trata es de hablar de liderazgo y desarrollo no voy a coger como ejemplo ninguno de los casos que nos ha dado la actualidad para no desviar el foco. Sí diré que la resistencia patológica a asumir responsabilidades y reconocer fallos se extiende entre nuestros “líderes” políticos mucho más rápido que el ébola y, además, es una enfermedad más peligrosa para nuestra sociedad que el virus africano.
Desconfío de los líderes que nunca se equivocan y que sitúan por norma la culpa en el campo de los demás, porque hay algo que tengo muy claro: si no formas parte del problema difícilmente vas a poder ser parte activa en la solución.