Dudo de la gente que afirma rotundamente que algo es de cajón si no se está refiriendo a una operación aritmética comprobable con calculadora Casio manual de las de toda la vida, de esas que llevan sobre su piel de plástico fórmulas tatuadas con compás.
La vida me ha enseñado que no hay verdades absolutas, todo es cuestión de perspectivas, de mapas mentales únicos y personales con los que interpretamos la realidad. Si tu verdad y la mía difieren acerquemos posturas o acordemos la imposibilidad de hacerlo. Mejor reconocer nuestra incapacidad para alcanzar acuerdos que ahondar la brecha que nos separa asiéndonos con fuerza a nuestra visión, siempre, voluntaria o involuntariamente, sesgada.