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Perspectivas

En el trabajo, como en la vida, qué importante es saber cambiar de perspectiva.

Siendo un relativista nato, el hecho de que me enseñaran herramientas para trabajar las perspectivas durante mi formación en coaching fue como regalarle al inspector Gadget una extensión de su brazo.

No hay mal que cien años dure, ni que resista más de tres perspectivas diferentes.

perspectivas

La mayoría de nuestros problemas pierden envergadura cuando nos bajamos de nuestros zapatos e intentamos verlos desde los de otra persona, animal o cosa. Tan sencillo y tan difícil a la vez. Nunca diré que dejar de mirarse el ombligo, aunque sea por un momento, es fácil. Pero el esfuerzo merece la pena, porque cuando sentimos que no avanzamos en algo o que estamos irremediablemente estancados, quizás no sea tan malo parar de dar cabezazos contra el muro que nos frena, o por lo menos, darlos desde otro lado. Con un poco de suerte, y con el ángulo correcto, entonces puede que podamos derribar esa muralla.

Cuando usamos perspectivas no se trata de ponerse en el lugar de otro, sino poner a otro en nuestro lugar y tratar de ver con sus ojos. No hay que confundir con empatía. Por supuesto, todo resulta más fácil, también esto, cuando tenemos facilidad para empatizar, pero lo más difícil de trabajar las perspectivas no es el hecho de ponernos en el lugar del otro sino sobre todo ser capaces de abandonar ese lugar desde el que sentimos que no podemos avanzar. Insisto, lo más difícil es despojarse de nuestros zapatos.

Ahí radica el éxito de este ejercicio. Parece de Perogrullo, pero vamos por la vida con demasiado apego a nuestras ideas y nuestros pensamientos. No es necesariamente negativo, pero si nos encontramos estancados quizás no sea una mala opción revisar si somos nosotros quienes ostentamos una visión del mundo (y por extensión del problema que nos preocupa) o si es esa visión la que nos tiene atrapados a nosotros. La coherencia y la fidelidad a unas ideas serán dignas de halago mientras nos hagan felices, pero cuando el estrés o la infelicidad moran a sus anchas por nuestra vida quizás tenga sentido revisarlas.

Cada persona tiene unas lentes diferentes a través de las que ver la vida, únicas y personales, algunos autores las llaman mapas mentales. Construidos por nuestra genética, la idiosincrasia de nuestro lugar de nacimiento, nuestra educación y nuestras experiencias en la vida.

Nuestros mapas mentales nos guían, conforman nuestras opiniones, y nos ayudan a tomar decisiones… pero cuando nos llevan a un punto de no retorno es quizás el momento de plantearse si debemos hacer una actualización, o cuando menos probar otro aunque sea por un rato. Sorprendentemente suele funcionar. La mayoría de las veces, todo es cuestión de perspectivas.

Las perspectivas son por supuesto útiles en nuestro trabajo, sobre todo de cara a tratar con el cliente. Difícilmente conseguiremos que cambie de opinión si no somos capaces de sacarle de su perspectiva, y si sentimos que está siendo injusto con nosotros en alguna queja, es que quizás tengamos que abandonar la nuestra. Resulta mucho más fácil etiquetar a alguien de “tocapelotas” que dedicar tiempo y esfuerzo a encontrar la perspectiva desde la que su feedback tiene sentido.

Aunque en algunas ocasiones pueda parecerlo (o aunque sea posible desde una perspectiva patológica), la mayoría de las veces la gente no tienen ningún afán por resultar molesta, ni por darnos trabajo adicional innecesario. Por tanto, cuando no los entendamos, suele resultar más útil hacer el ejercicio de salirnos de nuestros zapatos, que farfullar o hacernos mala sangre.

Que no haya una explicación desde nuestro punto de vista no quiere decir que en realidad no la exista.


Como todo, lo de saber cambiar de perspectiva también se mejora con la práctica, y además cuando no se hace por necesidad puede resultar un ejercicio de lo más divertido. Hazlo como si fuera un juego, un role play, pero nada de interpretaciones a medias, método Stanislavski. ¿Desde la perspectiva de quién quieres mirar los problemas que has tenido hoy en el trabajo? Haz la prueba, piensa en alguien que no tenga que ver con ello y ponte en sus zapatos…

No es la primera vez que cito a Campoamor en el blog, pero es que su frase capta de nuevo esta idea a la perfección: «En este mundo traidor / nada es verdad ni mentira / todo es según el color / del cristal con que se mira»

Así que si no te gusta algo, no te quejes de su color, mejor cambia tus cristales.


shoes by Plainicon from the Noun Project

Jesús Garzás

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