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¿Te crees más listo que tus subordinados?

¿Oíste ayer al rey dando explicaciones sobre su abdicación? ¿Has oído últimamente a algún político negar un caso de corrupción o a un banquero justificar su millonaria pensión? ¿Tienes un hijo adolescente que con ojos vidriosos te jura entre balbuceos ininteligibles que a él no le gusta el botellón?

Pues entonces seguramente también has pronunciado una de las frases más populares del español:

“A mí lo que más me fastidia* de todo esto es que nos tomen por tontos”

 

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Uno de los errores más extendidos entre los que ostentan el poder en general y, como aquí hablamos de empresa, entre los jefes en particular es tomar a sus colaboradores por tontos.  No digo que sea algo que se haga conscientemente, y mucho menos con malicia o intención despectiva,  pero se hace y cada vez que sucede socava la confianza del empleado en su manager y por tanto resquebraja la integridad del equipo.

A quién no le ha pasado, a mí sí,  pensar: “Con lo mal que estoy de tiempo no voy a estar media hora explicándole por qué le paso este marrón,  le digo que es muy importante y que irá genial para su desarrollo y todos tan contentos”

Si te ha pasado, que sepas  que tu empleado sufrió un caso de auto- publicidad subliminal de Media Markt, porque al oírte pensó: “Yo no soy tonto”. Y lo que es peor, se alejó de ti.

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Cuando un jefe se siente más listo que su empleado suele ser por dos motivos principalmente:

  • Nadie le quita la razón: Un caso más de pescadilla que se muerde la cola. El empleado se siente  engañado pero en lugar de indagar sobre lo que le han dicho decide no contradecir al nivel jerárquico superior para evitar problemas. No  es tonto pero se hace el tonto. Y cuando das la razón por activa o por pasiva, al que tienes enfrente le resulta más difícil cuestionarse si lo está haciendo mal. Es más, refuerzas su modo de actuar.
  •  La mala educación: En realidad quiero decir el mal sistema educativo. Este es un tema que me apasiona y del que probablemente escriba en profundidad más veces, el hecho de cómo arrastramos comportamientos y creencias asimiladas en el colegio hasta nuestra vida profesional.  El más claro, la dicotomía profesor–alumno transformada en jefe-empleado…. Y por supuesto en el cole, el profe es el más listo, ¿no?  Pues eso.

Si pensar que la gente que te rodea en tu vida es menos lista que tú me parece una osadía, hacerlo con la gente que te rodea en tu empresa es simplemente un disparate. Cada uno de tus colegas de trabajo ha pasado por un proceso de selección muy similar al tuyo.  Y, sobre todo, que aquí no se trata de comparar la inteligencia (algo además muy relativo y que varía según el baremo con el que se mida), aquí de lo que se trata es de entender que en una empresa nos movemos en un entorno de seres adultos, con formación e información,  capacidad crítica y conocimiento del medio, y, además, un nivel de susceptibilidad agudizado respecto a las informaciones que le llegan de los superiores.

Subestimar a la persona que tienes enfrente aunque sea mediante mentiras piadosas es siempre un error.  La única forma de comunicación constructiva dentro de un entorno empresarial es la transparencia.  En la empresa ideal no debería haber bandos, simplemente un equipo de personas dispuestas a remar en la misma dirección y entre las que por tanto, no tiene sentido ocultar información.

Frente a lo que algunos opinan, no creo que existan las decisiones tomadas al azar, ni caprichosas.  Cada una de ellas tiene un raciocinio detrás cuya principal labor del jefe debería ser transmitir a su colaborador. Luego el empleado podrá estar de acuerdo o no, pero la discrepancia nunca será tan dañina  como la ocultación de información, o el hecho de sentirse subestimado por quién tienes enfrente… no hay nada tan dañino como la sensación de que te tomen por tonto.

Si en las última elecciones no votaste al partido político que solías votar piensa que por el mismo motivo tu subordinado querría que te botaran a ti.

 

*Normalmente se utiliza un sinónimo de fastidiar más coloquial y que tiene un doble significado con connotación sexual

Jesús Garzás

5 Comments

  1. Hola Jesús, ya sabes de mi tendencia a ser demasiado directo… Estoy de acuerdo contigo en que los managers deben mostrarse de manera transparente, accesible, su trabajo es otro rol dentro del equipo, ni más ni menos que cualquier otro.
    Sin embargo yo tiendo a pensar que el problema es la “mediocridad” de las personas que gestionan, seguramente derivada de la falta de confianza en sí mismos y el miedo al fallo.
    No hay nada más encomiable que un gestor que acepta sus errores y tiene en cuenta cualquier opinión que añada valor, venga de donde venga.
    Saludos!

  2. Hola José, tu tendencia a ser directo (como tú lo llamas) y tu sentido crítico (como prefiero llamarlo yo) son más que bienvenidos por aquí. Espero leerte de vez en cuando.

    Creo que esta vez estoy de acuerdo con tu comentario…digo “creo” porque tengo una duda: Cuando hablas de “la mediocridad de las personas que gestionan”… ¿te refieres a los gestores o a los gestionados?… es para opinar con propiedad :) De momento sólo apunto que no creo que nadie se levante de la cama y se diga a si mismo: “hoy voy a ser mediocre en la oficina”. Así que la buena noticia es que el rendimiento mediocre se cura, sólo hay que indagar la desmotivación (quizás esa falta de confianza) que ha llevado a que eso se produzca y poner los medios para curarlo…

    • Hola Jesús, en este caso concreto me refería a los que gestionan, debido a que tu entrada versa sobre ellos.
      El tema de la “mediocridad” instalada en la vida profesional es un gran problema en general, pero es aún mucho más visible en aquellos que son elegidos para liderar. ¿Qué puede ser de nosotros cuando somos liderados por alguien que basa sus decisiones en el miedo y en la falta de auto-confianza? Ya te contesto yo, el desastre, una muerte anunciada.
      Muchos textos intentan encontrar el secreto de los lideres más carismáticos. Uno de los pilares es la toma de decisiones sin temor al error, sin temor a fracasar. Son aquellos que tienen tanta confianza en sí mismos que lo más natural es construir de manera abierto sus proyectos, contando con todos y cada uno de sus colaboradores, cambiando de opinión cuando es apropiado y tirando de los demás sin miedo cuando es necesario.

      Saludos, Jose.

  3. Aclarado. Pero hay tanta información en tu comentario que daría para varios posts del tipo: Los miedos del jefe, La influencia de la autoestima en el rendimiento o ¿Es peligroso el exceso de autoconfianza?

    En fin, con muchos matices, creo que compartimos la esencia. Eso sí, yo lo de mediocre se lo aplico al rendimiento, nunca a la persona :)

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