El año del gran experimento (sin gaseosa) del trabajo en remoto está llegando a su fin. Las condiciones a las que hemos sido sometidos los conejillos de indias han sido extraordinarias. Por tanto, es recomendable adoptar una actitud cauta a la hora de extraer conclusiones, aunque no por ello vamos a dejar de sacarlas. Más si cuando lo que se pretende, como es mi caso, es invitar a la reflexión, no crear un tratado de referencia universal.
El otro sesgo importante a la hora de hacer balance son las variables con las que cada uno hemos afrontado esta situación. No todas son extrapolables al resto, por tanto, advierto que, aunque al hacer este ejercicio voy a intentar situarme desde la generalidad, seguramente me va a resultar complicado no estar medianamente influenciado por mi experiencia personal.